| Ver más »
Texto y producción, Beatriz Montero Ward / Fotografías, Homero Monsalves
A 114 kilómetros de Iquique se encuentra el oasis de Pica, una pequeña localidad descubierta por Diego de Almagro en 1536 en su paso hacia la conquista de Chile. Un verdadero vergel, de calles polvorientas, que rompe con el árido paisaje nortino. Su clima cálido, con temperaturas que promedian los 26 grados en invierno, sus aguas termales, deliciosas frutas, buenos vinos y aguardientes, supieron encantar a los industriales mineros del siglo XIX, quienes no dudaron en convertirlo en uno de sus sitios predilectos para ir a descansar.
Fueron ellos los que llevaron hasta allá la arquitectura Georgian, a la que se le dio forma con sistemas constructivos y materiales apropiados para la zona, muchos aportados por la sabiduría popular del mestizo y del indígena.
La casa de Enrique Medina Luza, levantada...