Carlos Saldivia Hace poco más de un mes, en medio de una Eucaristía ante 10.000 católicos sudaneses, un hombre salió del gentío y con una daga intentó degollar al cardenal de Sudán, Gabriel Zubeir Wako. Un año antes, un grupo guerrillero irrumpió en la iglesia de Nuestra Señora Reina de la Paz, en el sur del país. Golpearon a los sacerdotes, destruyeron el templo, secuestraron a 17 feligreses y crucificaron a seis, para subrayar las motivaciones religiosas del ataque. En ambos casos, la justicia sudanesa le dio la misma respuesta: "Se trata de un grupo de dementes, no podemos hacer nada".Así de crudas son las situaciones que cuenta haber presenciado el padre Daniel Adwok, obispo auxiliar de Jartum, capital de Sudán, uno de los países más violentos del mundo.El religioso está de visita en Chile -invitado por la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre- para "generar...