por Camilo Marks Si uno espera buena literatura, si es exigente, si quiere gozar de un estilo pulcro, es mejor que se olvide de Carlos Ruiz Zafón. La cantidad de lugares comunes que pueblan su obra es agobiante; su prosa suele ser relamida; en fin, cuando pretende alcanzar vuelo poético, resulta cursi. Pero si lo que deseamos es solazarnos sin sentido crítico, pasar ratos en suspenso, inclusive adelantarnos en las páginas para saber qué sorpresas vienen, Ruiz Zafón cumple con todas estas y muchas otras expectativas. Es desesperantemente entretenido y jamás aburre una vez que se han superado los primeros capítulos de sus aventuras. Por consiguiente, hay que desconectar los teléfonos, llegar temprano a casa para saber con qué nos va a salir, suspender lo que se estaba haciendo y sumergirnos en unas tramas descabelladas, aunque bien construidas. Por lo demás, la verosimilitud...