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Por LEONARDO CERDA C.
Si en los últimos quince años, la figura del líder empresarial - ése que internacionalizó a las principales compañías del país, que captó capital con instrumentos cada vez más sofisticados y logró que nuestras compañías se transaran en Wall Street- representó el ideal de los ejecutivos en Chile, hoy ya no debería serlo más. La razón es simple y se vincula al hecho de que la mayoría de esas empresas fueron compradas por multinacionales, fusionadas, o están en etapa de consolidación, y lo que realmente necesitan son administradores.
Y esto no deja de ser un problema, ya que a gran parte de los ejecutivos chilenos les gusta liderar y muy pocos prefieren administrar. El chileno ha demostrado ser capaz de producir el cambio, de liderar, de salir afuera, arriesgar capital, pero al mismo tiempo nos ha faltado la capacidad de administrar ese cambio.