Había dinero, capital humano y conocimiento. Por eso, Nicolás Brenner (30) renunció a todo para lanzarse con su firma en 2008, pero a los cuatro meses de partir, todo se vino abajo."Los inversionistas nos pidieron que les pagáramos lo que habían puesto porque no veían resultados. Habíamos contratado gente y tuvimos que despedirla, dejar la oficina, buscar trabajo", recuerda Nicolás, CEO de Medularis, la empresa dedicada a agilizar los procesos de atención al cliente con herramientas virtuales.Partió de cero. Convocó a su amigo y ex compañero de la Escuela de Ingeniería de la UC Sebastián Ojeda (29), sólo con la confianza que le daba el saber que lo suyo era una buena idea. Así, en los ratos libres que les dejaban sus trabajos, durante el fin de semana e incluso en las horas de almuerzo, la dupla se dedicó a conquistar clientes, a reclutar empresas que pagaran por su...