P arecía un fin de año dorado para el Mago Jiménez. Se recuperaba de su lesión y ante los rumores de su alejamiento del Inter de Milán, su técnico, el portugués José Mourinho le dio un espaldarazo al apoyarlo públicamente. “Esperamos su regreso. Estoy seguro de que volverá de sus vacaciones con la moral bien alta. Necesitamos de él”, fueron las palabras del adiestrador. Qué mejor. Hasta ahí todo de maravillas. Pero al pobre Mago Jiménez no todo le podía salir tan bien. El destino quiso que se encontrara con su peor enemigo una noche de carrete en el VIP de Costa Varúa, ese fatídico sábado de entre Navidad y Año Nuevo. El resto ya es conocido: un combo bien puesto y la posterior denuncia policial de Mauricio Pinilla por lesiones. Los rumores de infidelidad de su mujer, Cote López, volvían a aparecer en su mente. El Mago, previa reunión con Pinigol, abogados...