MATÍAS ROVANO BUSTOS COPIAPÓ.- De la verdadera ciudadela en que se convirtió hoy no queda nada. A 19 días del rescate de los mineros, los alrededores de la mina San José volvieron a ser lo que las familias encontraron el 5 de agosto. Sin embargo, piedras pintadas con mensajes de aliento, plásticos roídos por el sol y oxidadas parrillas usadas para capear el frío, aún dejan huella de la epopeya que se vivió en el campamento Esperanza.Y aunque el lugar está totalmente desolado, diariamente decenas de personas visitan el yacimiento. En la zona que albergó a dos mil personas, ahora sólo quedan 6 carabineros, vigilantes de la empresa San Esteban y empleados de compañías que participaron en el rescate que ahora desmontan sus equipos."Acá viene gente a sacar fotos, pero no se les permite el ingreso. Tienen que recorrer las zonas del campamento, suben el cerro de las banderas y...