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Por Sylvia Bustamante G.
–¿Qué recuerdos le dejó su estadía en Lyon?
"Trabajé con Daniel Ancel: me habían hablado mucho de él y esperaba encontrar al típico cocinero impecable. Cuando llegué, a las 7 de la mañana, estaba con el pelo hasta la cintura, un chaleco chilote desbocado, fumándose lo que para mí era un pito y tomando whisky. Terminó de tomarse el trago, apagó su cigarro, se puso su chaqueta blanca, se tomó el pelo y se metió a la cocina. Era un genio: dictaba los nombres de los platos del día y cuando los pedían, los inventaba".
–¿Un dato de Lyon?
"El barrio bohemio de la Croix-Rousse. Después de trabajar, carreteábamos ahí mismo. A las 4 de la mañana estaban los turcos haciendo sus salchichones y a las 6 comprábamos el mejor pan con pasas".
–¿Y qué le quedó de París?
"Aprendí la pasión por la calidad, que la cocina y la pastelería son...