DÉBORA GUTIÉRREZ A.
Un día complicado, cuenta la agrónoma Paula Verdugo, comienza cuando su hijo Sebastián, de 8 años, despierta enojado. "Eso inmediatamente significa que a toda hora va a estar exigiendo cosas de muy mala manera, respondiendo con agresividad y haciendo 'berrinches' por todos los 'no' que le decimos durante el día".
Sebastián, como el 6% de los niños en Chile, tiene déficit atencional, un mal que puede presentarse con o sin hiperactividad. Se trata de una condición neurológica que provoca una distracción inusual en los niños, y -si es el caso- una incapacidad muy grande de estar quieto.
"Es cierto, mi hijo es inquieto a morir, le cuesta respetar los turnos, hace pataletas y cosas involuntarias, como romper un ventanal de un vecino que nos costó $200 mil. Pero no es una enfermedad limitante que le impida, por ejemplo, estudiar o convivir...