Por Mauricio Silva En 1979, año del centenario de la Guerra del Pacífico, un modesto reparador de máquinas de escribir chileno pasó 286 días preso en el Cuzco (Perú). Mientras los cargos formales fueron obtener fraudulentamente autorización para trabajar en ese país, los interrogatorios policiales y judiciales apuntaban a su posible participación en espionaje a favor de Chile, durante esos tensos años en los que un conflicto bélico entre ambas naciones estuvo en ciernes. Así lo plantea Alfredo Guerrero, hoy de 52 años, en un libro autobiográfico que lanzó recientemente en el propio Perú. Las editoriales y autoridades de ese país dieron fe de su versión al apoyar la publicación del texto y lanzarlo en la casa Inca Garcilaso de la Vega, principal centro cultural de la misma ciudad en la que fue prisionero. Al acto asistió el ex oficial de la Policía de...