FRANCISCO TORREALBA
La Presidenta Michelle Bachelet, casi todos sus ministros, algunos parlamentarios, diplomáticos y el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, disfrutaban tranquilamente en La Moneda de un almuerzo en honor a este último, cuando al teléfono móvil del embajador de Chile ante la ONU, Heraldo Muñoz, llegó un mensaje.
Eran sus asesores que le enviaban una copia de la declaración del canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, en la que empleaba duros términos en contra del director para las Américas de Human Rights Watch, el chileno José Miguel Vivanco, para justificar su expulsión de dicho país.
En ese instante, comentaron algunos de los presentes en palacio, el sentir de los que escucharon los dichos de Maduro fue de molestia y rechazo a la actitud del gobierno de Hugo Chávez en contra de Vivanco.
Hasta antes de ese momento, entre los miembros del...