Antonio Sotomayor B. Quizás por el mero "certificado de existencia", como decía el chileno Luis Poirot, o quizás por simular un viaje, por aparentar el estatus de quienes se hacían retratar en pinturas o en estudios fotográficos, por mandar postales divertidas y llenas de ingenuidad, o por lo que fuera, el retrato popular, la fotografía de plaza, y en particular, la de cajón o minutera, es una costumbre arraigada en la identidad chilena desde hace 100 años.La Plaza de Armas, la Quinta Normal, Cartagena, Viña del Mar, el Parque O'Higgins o la cumbre del San Cristóbal fueron lugares donde se podía encontrar con facilidad a ese hombre con un delantal blanco, un curioso rebaño de palo -caballos, vacas en miniatura, sobre los que posaban los niños-, y una caja de madera sobre un trípode con un lente delante y un agujero con una tela detrás, que le permitía a ese hombre...