por Antonio Martínez En muchos momentos de "Los niños", la cámara es un objeto invisible que no perturba ni agrede a los protagonistas; en este caso, un grupo de chilenos y chilenas con síndrome de Down.Asisten a un colegio diferencial porque cuentan con apoyo económico, y aprenden el trabajo en equipo, tareas domésticas y talleres para transformarse en lo que llaman un adulto consciente.Saben de cocina y dulces, y la película se solaza con los adornos de crema, el batido de chocolate o los merengues.Las personas sin el síndrome -familiares o profesores- son apenas encuadradas, y cuando eso ocurre se les desenfoca, como a esa abuela desmemoriada y deslenguada, que le enrostra a su nieto lo que realmente piensa de él: es un estúpido.Maite Alberdi no evita la crueldad diaria que los resiste, y cuando golpean puertas y ofrecen sus manjares, nadie les abre y las voces que...