Andrea Muñoz
Desde Stanford, California
Un niño de cara redonda se acerca a un acuario e intenta llamar la atención de los peces de colores. Dos mujeres lo siguen y se quedan mirándolo. "Quiero comprarle uno al niño", dice su mamá. "Están caros", afirma la abuela, señalando un contenedor individual donde flota un siamés peleador. Tres dólares y 97 centavos. "Vamos, Juanito", dice con voz enérgica. De pronto, cambia de opinión. Hay otros peces, unos diminutos, que cuestan 28 centavos.
Ana toma una red, una bolsa plástica que llena con agua y mete uno en ella. "Échale más, que están baratos", la impulsa su madre. La bolsa se cierra con tres nuevas mascotas para Juanito, que hace minutos dejó de atender a la operación. Dos minutos después, un frasco de comida para peces se instala junto a la bolsa en el carro de compras. Unos pasillos más adelante, Ana y la abuela del...