Nadia Cabello Casi seis horas demoró la operación en la cual Gabriela Seguel, de diez años, recibió un corazón artificial que le permitirá seguir viviendo mientras aparece un donante para acceder a un nuevo órgano.La niña tenía una vida normal, iba al colegio, le gustaba dibujar y jugar con sus amigas, hasta que a fines de 2015 su estado de salud comenzó a deteriorarse.En diciembre de ese año se le detectó una miocardiopatía dilatada de origen viral que la hizo visitar especialistas en Los Ángeles (en la Región del Biobío, de donde es su familia), en el hospital de niños Luis Calvo Mackenna, en Santiago, y en un recinto privado.Al final -cuenta el padre de Gabriela, Luis Seguel-, "después de muchos exámenes y medicamentos, no se supo cómo se desarrolló la enfermedad, pero lo único claro fue que la niña requería un trasplante de corazón, porque no iba a...