Romina de la Sotta Donoso Hasta los 20, Michio Nishihara Toro siempre estudió con un profesor particular. Primero fue Mario Baeza, en su Antofagasta natal, y después el legendario Óscar Gacitúa. "Yo era un principiante, y él, un maestro internacional, un gran artista y un músico enorme. Pero nunca perdimos el contacto; siempre que venía, él me aconsejaba".En 1992, Nishihara entró a la Academia de Bydgoszcz, en Polonia, y cinco años después al mítico Conservatorio Tchaikovsky de Moscú. Lo recuerda: "Moscú es un epicentro; llegan los mejores artistas y profesores de todo el mundo. En ese Conservatorio, las clases magistrales son como conciertos, cualquier persona de la calle puede ver actuar a gente tan impresionante como el pianista Grigory Sokolov, quien es un artista sublime. Lleva la bandera de la pureza, la belleza y la trascendencia en la música, al contrario de la...