Muriel Alarcón En altura y de espaldas a la montaña, la Casa de Salud Carolina Doursther se impone vigilante. Obra del arquitecto Ricardo Larraín Bravo, el edificio conserva su estructura original: torreones a ambos lados, cielos altos, pasillos por donde se cuela el sol. Tal como a principios de siglo pasado, cuando se convirtió en el primer sanatorio para tuberculosos de la zona.Ya en esos años repetía el exitoso modelo europeo de los "sanatorios de altura". Como el de los Alpes suizos, que inspiró a Thomas Mann para escribir "La Montaña Mágica".Cien años han pasado desde que los terrenos donde funciona este centro hospitalario -hoy abocado al tratamiento de pacientes con pie diabético-, fueron donados por voluntad de Carolina Doursther, quien, enferma de tuberculosis, logró sanarse gracias a su estadía en este pueblo precordillerano."Antes de morir, en 1900, les expresa...