Hombre de campo, prosiguió la ruta de su padre, Guillermo Subercaseaux Rivas, casado con Olga del Río Montt, agricultor y diputado por Itata y San Carlos. Durante 60 años de entera dedicación a su tierra, Pablo compartió con sus trabajadores, con quienes tuvo un vínculo mucho más allá del trabajo agrícola. Hombre franco, sencillo y honesto, pidió a la Virgen del Carmen la bendición para su familia, su cosecha y su ganado, y el cuidado "para su mujer e hijos, quienes heredarán la tierra". En su oración rogó para que "cuando llegue la hora de partir" se le permitiera tener su caballo ensillado, porque desde los albores de esta patria "hemos sido solo uno en la siembra, en la cosecha y cuando se trate de defender la bandera".La impronta de Pablo perdurará imborrable en la memoria de quienes lo rodearon. Trabajadores de su fundo Virgüin, grupos representantes de la comuna de...