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"Marco+Torrico"

No da la Vuelta al mundo

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No, la verdad es que nadie me ha llamado de allá... Menos de los diarios grandes, ellos no cubren la vuelta. A lo mejor en la provincia. El de la cita es Edgardo Simon (Publiguías), favorito a todas luces de la Vuelta y uno de los tres mejores corredores argentinos de la actualidad. Él, como casi la totalidad de los participantes de la versión XXV de la clásico prueba, concuerda en la nula atención que recibe el evento dentro del calendario mundial e incluso subcontinental. Un repaso por los principales matutinos de los países vecinos basta para verificar el desaire. En Bolivia sólo saben de nosotros porque les decimos que vean el canal chileno en el cable. Al resto de la gente no le importa, reconoce Marco Torrico, corredor boliviano. No siempre fue así. Cuando yo corría había periodistas extranjeros, varios. Incluso radios colombianas transmitían la carrera en directo...

Notas al margen

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¿Cuánto falta? El trayecto entre Santiago y Valdivia es infernal. Las carreteras están mejores, sin duda. El clima todavía es bastante amable, perfecto. Pero 12 horas viajando en bus son 12 horas en cualquier parte del mundo y así quedó reflejado en el fastidio de los corredores brasileños, franceses, kazajos y cubanos, que partieron a las 10:30 de Santiago y llegaron a las 22:30 a la ciudad fluvial. No hablo español El equipo de Kazajastán trajo su traductor. Los cubanos no los necesitan, ni tampoco los brasileños, que han venido tantas veces a la Vuelta de Chile que ya hasta sacan a bailar los verbos. Los italianos, a su manera, se hacen entender. Pero los franceses del equipo Saint Quentin se pasaron. Es comprensible que nadie de la delegación maneje el español, pero que nadie hable una pizca de inglés es como mucho. Ayer se instalaron y comieron a puro gesto. Desde...

La masacre de Nahuelbuta

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Andrés Solervicens M. y Rodrigo Fluxá N. Enviados especiales a Cañete Para que el argentino Jorge Giacinti y el chileno Marco Arriagada, dos fuertes créditos de Publiguías-Bianchi, llegaran a la meta demacrados y varios minutos después que el grupo de punta, algo importante tenía que haber pasado en el tramo de 191 kilómetros que media entre Temuco y Cañete. Que Ángel Colla, ganador de la etapa del jueves, y el local Arturo Corvalán, su escolta, cruzaran la línea final cuando los ganadores del parcial bajaban del podio, evocó la amargura de una matanza. Y ese algo, esa desequilibrante circunstancia, tiene varios nombres pero sólo un apellido: Nahuelbuta. En dicha zona cordillerana se fraguaron los más insanos ataques, se produjeron innumerables cortes y, en suma, se empezó a escribir la historia de la 25ª Vuelta de Chile con letras mayúsculas. ¿Por qué fue tan...
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