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Texto, M. Cecilia de Frutos D. / Fotografías, José Luis Rissetti.
"El raku es una forma de vida", asegura Luz María Godoy (47). Inquieta y en una búsqueda permanente de algo que la llenara, descubrió esta cerámica luego de años de trabajar en producciones. Fue la posibilidad de generar piezas únicas lo que le atrajo de este ancestral arte japonés.
"Conocí esta técnica buscando algo diferente, orgánico y más poderoso, que fuera entretenido, porque me aburro fácilmente", recuerda Luz María.
Durante esta investigación estudió Arte, sin embargo, no terminó la carrera porque no encontró lo que quería. "Me metí en los talleres de los ceramistas de Quilicura, artesanos que me enseñaron a trabajar la arcilla, pero ya sabía de la existencia del raku y me interesaba desarrollarlo. Empecé a averiguar hasta que lo logré", agrega.
De esto han pasado unos diez años, y...