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Los obispos contra la Iglesia

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16/10/12 - El Mercurio - EyN De puño y letra

Usted lo leyó. Según la última carta pastoral dada a conocer por la Conferencia Episcopal de Chile, la excesiva libertad del mercado está corrompiendo nuestra sociedad. Como Marx y Engels, los obispos sienten que todo lo sólido se desvanece en el aire, que ya nada es sagrado. La solución que proponen es conocida: menos libertad y más Estado. Lo más preocupante de la posición de los obispos no es su irresponsable desprecio por la realidad. Lo peor no es que les sean totalmente irrelevantes hechos como que en los países con mayor libertad económica en el mundo el ingreso de los más pobres sea en promedio diez veces mayor al de los pobres en los países con menor libertad económica. Tampoco es tan terrible su sospechosa impermeabilidad frente a la evidencia histórica que muestra una y otra vez el fracaso de la fórmula estatista. Peor que ambas cosas es la total ignorancia...
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Durante el siglo XVI, a raíz del descubrimiento de América, un grupo de teólogos de la Universidad de Salamanca se dedicó a analizar los nuevos acontecimientos económicos y sus efectos sobre la economía interna. Y lo hicieron con gran genialidad. La "Escuela de Salamanca" surgió en una Europa "nueva" usando las "viejas" ideas escolásticas de Tomás de Aquino. Esta escuela se transformó así en una continuadora del escolasticismo medieval en medio de una Europa renacentista poco interesada en temas morales. La Escuela de Salamanca fue fundada por Francisco de Vitoria (1480-1556) y tiene como principales exponentes a Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de Mariana y Martín de Azpilcueta. La propiedad privada Una de las cosas en las que destaca la Escuela de Salamanca fue por su respaldo a la existencia de propiedad privada. Estos escolásticos -haciendo suyo lo que había...

Veamos cómo puedo seguir viviendo

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"El Secreto", como se había rebautizado, a su modo para sus maneras, tenía una frase predilecta: "Ahora vamos a ver cómo vamos a seguir viviendo". Sin duda se había inferido el segundo bautizo, más rico, ya que tenía como mínimo dos caracterizaciones de su propio magín. No solamente "El Secreto", sino estas palabras que reconstruían su segundo yo-advertencia, eso de "y ahora, ¡cómo puedo seguir viviendo!". Aguas poderosas de su inagotable ingenio. Y todo esto sin decir ni pío. Fuentes romanas, es decir, presuntamente romanas, en medio de ruinas imperiales y en el corazón del barrio universitario de la grande y luminosa ciudad-faro, la ciudad-señal en el ciego desierto de la vida. Y en el corazón mismo de la risa, el amor de cuerpos jóvenes, los coros de muchachas, los ramilletes de susurros. Años, tales. Tiempo que se movía lleno de reverencias secas y...
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