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Kevin Sampson
Había dos mensajes. En el primero, salpicado de risas y pausas, dos o tres chicas, muy jóvenes a juzgar por sus voces, les daban sus más efusivas gracias por rescatarlas de sus prosaicas vidas, por componer Beautiful (en este punto, una de ellas se echó a llorar, pero continuó al aparato, sollozando, y Keva no colgó porque quería oír el segundo mensaje, y porque, además, descubrió que podía soportar perfectamente el llanto de una jovencita por teléfono), por ir a Nueva York y por ser los Grams. No lo lamentarían. Las chicas les demostrarían en persona su agradecimiento. A continuación una, en apariencia la menor, inició una detallada descripción de las muchas y variadas formas en que se proponía expresar su gratitud a Keva.
El segundo mensaje no podría haber sido más distinto. Decía: "Hola. Soy Katie Chick. ¡Las Chicks van a hacerlos vibrar!...