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"Juan+Rubén+Valenzuela"

consultorios sentimentales a la chilena

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consultorios sentimentales a la chilena Por Sergio Caro.  El aviso apareció a mediados de 1929: "Señor, señora, señorita: (...) si lo embarga alguna duda o cuita amorosa, o desea recibir algún consejo que le sea útil en asuntos de esta naturaleza, puede usted dirigirse por carta al Consultorio Sentimental de Las Últimas Noticias". Con este llamado el periódico invitaba a sus lectores a participar en lo que sería una nueva sección: un consultorio sentimental, una idea que pronto sería seguida por diarios y revistas locales, que evolucionaría con distintos formatos, distintos códigos morales, miradas de mundo y en otras plataformas (radio, televisión), manteniendo su popularidad hasta hoy.Desde su aparición, los periódicos más populares -tanto de Santiago como de provincia- incluyeron en sus páginas una sección de consejería amorosa, junto a las tiras cómicas y horóscopos, en la que se empezaron a abordar...

Blog: Reliquias

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Blog.-Mi madre solía entonar una canción muy antigua -tanto, que ya nadie la recuerda-, que decía: "Si en un libro encontráis una flor, respetad las reliquias de amor...". Ignoro si los enamorados de nuestros días acostumbran guardar flores en los libros, pero sí sé que yo, por una extraña manía, he guardado en las páginas de los centenares de libros que poseo una serie de folletos, invitaciones, recortes de diarios; en fin, un sinnúmero de recuerdos -o reliquias, como cantaba la señora Filomena, mi madre-. Días atrás tomé "Los expedientes de Filebo", un libro de cabecera, y de sus páginas cayeron dos recortes de diario. Uno mostraba el último dibujo que publicó Lukas en esta misma página y en el que, dolorosamente, decía "Adiós". El otro era un artículo del periodista Juan Rubén Valenzuela, quien bajo el seudónimo de Pantagruel escribía sobre sabrosos...

Blog: La impronta

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Blogs.-No hay nada más terrible para un artista que la impronta. Es decir, que le impriman un sello y quede para toda la vida encasillado en una determinada línea artística. El pobre pintor Ossandón, por ejemplo, es un paradigma de la impronta. Pintó paisajes estupendos, con gran técnica y oficio, pero no fueron considerados por la crítica y el público, que siempre lo tildó de pintor de bodegones y prefirieron siempre sus teteras, cafeteras y cacharros varios. Han sufrido este estigma no sólo los pintores. Cantantes, músicos, poetas y escritores de acrisolada fama pasaron por este dilema. El sin par Pantagruel (el periodista Juan Rubén Valenzuela) escribió una novela que pasó inadvertida porque se apartó del tema de su competencia: “Condumios y picadas”. Leo ahora, con dolor, que ha pasado a mejor vida Vícar (Víctor Arriagada, dibujante de alto coturno en las lides...
Noticias relacionadas:

Paciencia y humor

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La delincuencia fue y será una porquería, ya lo sabemos, en el 506 y en el 2007 también. Que siempre hemos tenido lanzas, cogoteros y estafados; alegres y amargados, derechos y al revés. Pero que el siglo XXI es un despliegue de corrupción y violencia, no hay quien lo niegue. Vivimos revolcados en un merengue farandulero y, en un mismo lodo, todos ninguneados. Hoy, en aires posmodernos, resulta que es lo mismo ser corrupto o regidor; pinganilla, sabio, "choro", opinólogo o ladrón. Nada es mejor, todo es igual. Si uno vive con mesura y otro roba con afán, da lo mismo que sea arquero, diputado, traficante, tarotista o animador. Anécdota 1: El singular periodista Juan Rubén Valenzuela -conocido por sus "Condumios y picadas" que escribía bajo el nombre de Pantagruel- viajaba cierta vez de pie en un microbús amarillo, cuando observó que, a su lado, un sujeto de torva mirada lo...

FAREWELL

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Numerosos personajes desfilaron por la televisión el día en que murió Jorge Rencoret. Muchos, acongojados, dieron muestras de dolor ante la pérdida de uno de los personajes "más carismáticos" - según se dijo- de la pantalla chica nacional. Los espacios matinales dedicaron todas sus horas para recordar al comunicador que impulsó la música chilena con un programa que aún se recuerda: "Chilenazo". El mismo día de su muerte se realizaron los funerales de un periodista singular: Juan Rubén Valenzuela, quien, al revés de Rencoret, se fue en el más completo silencio. Ni un segundo siquiera le dedicó la televisión. Nadie dijo nada. Tal vez sólo algunos pocos lo recuerdan por su nombre. Es probable, porque Juan Rubén Valenzuela fue más conocido por su seudónimo de batalla: Pantagruel. Con este nombre de pluma deshizo muchos entuertos y se embarcó en otros que ni el mismo...

Literalmente Downtown

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Texto, Paula Donoso Barros / Fotografías, José Luis Rissetti "El año 1898, el alegre bebedor de whisky y financista londinense Jack Wilson inauguró para fomentar el jolgorio de sus buenos amigos chilenos y el de compatriotas de paso o residentes en Chile, el exclusivo Bar Inglés. Comentan los memoriosos que se abrió en la cuadra 1000 de Huérfanos, entre Ahumada y Bandera, y que desde su primer berrido se declaró lugar para gente distinguida y eligió como cedazo la estratagema de prohibir la entrada a hombres descorbatados. Después se cambió afianzando su destino a Moneda con Bandera, en el punto que dicen funcionaba el Club Deportivo "Green Cross". Hoy está en el estratégico subsuelo de Bandera 183, en el local 6, bajando la escalera". Este artículo, que se publicó el 15 de marzo de 1979 en Las Últimas Noticias, firmado por Pantagruel, fue uno de los documentos con que...

Seudónimos

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Carlos Calderón Ruiz de Gamboa ha publicado en un libro el resultado de su acuciosa investigación sobre los seudónimos utilizados por periodistas, escritores y artistas chilenos desde Camilo Henríquez (Quirino Lemachez) hasta hoy (me pilló bajo las caretas de Fernando Valdés, Equis y Tábano). Da que pensar la cantidad de seudónimos empleados en Chile. Muchos han hecho olvidar los nombres bautismales: Jotabeche, Violeta Quevedo, Augusto d'Halmar, Gabriela Mistral, Juan Emar, Coré, Pablo Neruda, Ester Soré, Lukas. Algunos han coincidido en un mismo seudónimo: tanto Liborio Brieba como Ramón Escutti Orrego y Fanor Velasco firmaron como Mefistófeles. A otros los justifican sus difíciles nombres extranjeros: Enrique Espinoza (Samuel Glusberg Talesnik), Fernando Kri (Ewald Mohrinweg Müller). Varios han usado una cantidad desorientadora. Como si Alone no le bastara, Hernán...

Seudónimos

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Hace algunos años, el editor Carlos Calderón me confesó que estaba escribiendo un libro sobre los seudónimos en Chile. Me preguntó por el nombre verdadero de algunos conocidos dibujantes -como Nato (Renato Andrade) y Carso (Carlos Sotomayor)-, y me pidió que le contara la historia de cómo había nacido mi seudónimo. Le relaté que, luego de la muerte de Mario Garfias -periodista notable que firmaba como Zalacaín sus "Apostillas" en "Las Últimas Noticias"-, el jefe de redacción, Luis Sánchez Latorre, me pidió que escribiera en su reemplazo, unas breves "Impresiones". Así lo hice y las firmé, feliz de la vida, como Boris Bernard. Había soñado desde niño que si algún día llegaba a firmar un escrito mío lo haría con ese nombre. Pero al jefe no le gustó. "No -me dijo-, ponga una sola palabra". Me desarmó. No se me ocurría nada. Entonces le mostré mi texto a...
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