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Lilian Olivares Calor humano se respiró ayer en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, donde el Papa fue recibido por unas 400 internas, que se prepararon cinco meses para ese momento.A las 16:01 horas llegó Francisco, y doce minutos antes lo hizo la Presidenta Michelle Bachelet, junto al ministro de Justicia, Jaime Campos.Las reclusas, en su mayoría condenadas por tráfico de drogas, por seguridad esperaron durante dos horas en el gimnasio, que habían decorado con cintas con frases del Pontífice y con grullas de papel donde estaban expresados sus sueños.El Papa, que fue recibido por el capellán de Gendarmería, Luis Roblero, caminó bendiciendo y besando en la frente a los hijos de varias internas. Y en ese trayecto bendijo también 30 imágenes de la Virgen que irán a distintos penales del país.Todo fue simbólico. Madres e hijos. Madres presas, hijos arrastrados...