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"Eduardo+Squella"

Obituario

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DEFUNCIONESYolanda Angulo CarrilloFresia Araya BrionesMiguel Luis Barriga FerradaMaría Irene Bascuñán SalasMarina del Carmen Briceño AlzamoraNorma Rosa Cabrera PintoAmador Cisternas CartesEduardo Octavio Contreras MuñozJosé Agustín Cornejo EscobarIta Ezquerra de CuestaManuel Farías PérezRubén Eduardo Figueroa CarrascoZaida Gallegos de RivasRaquel Gana CruzMaría Cecilia Guitart CerdaLuis Guzmán BairdXimena del Pilar Lanau LimidoroRoberto Pascual Mercado BrunoOlga Miranda ArriazaEladio Mondiglio SánchezRené Nallar SarrafJuan Esteban Núñez ValenciaTeresa Pérez VergaraVíctor Petermann LetelierArmando Renner BonnefoyEster Salazar VidalClaudio Alejandro Silva FigueroaVicente Eduardo Squella EchavarríaMabo StrabucchiGullermo Miguel Vera MacherLillian Villobos PérezAndrés Conrado Wagemann MaldonadoGeorge Kuper Walbaum...

Empresarios con agallas

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por Marian Quiñones. Hace 26 años que en el primer piso de una antigua casa, en la calle Ricardo Cumming, Vicente Squella vendía ostras. La gente llegaba a comprarlas y las probaba. Entonces, el papá acondicionó una pieza como comedor, luego otra y así partió el restaurante, recuerda su hijo Eduardo Squella. Al poco tiempo el lugar se transformó en el tradicional Ostras Squella (R. Cumming 94, teléfono 6994883), cuya actual oferta no sólo se restringe a estos mariscos, sino que posee una amplia carta con productos del mar. Y la elección del rubro marino no es casualidad. Vicente Squella ha dedicado gran parte de su vida a la pesca deportiva en el mar y en agua dulce, afición que fue imitada por su hijo Eduardo (31 años), quien ya a los cuatro años acompañaba a su padre en estos paseos. El papá se iba al sur a pescar salmones y truchas, los traía para acá y los...

La Cosa Ostra

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por Marian Quiñones. La leyenda cuenta que, luego de consumir la carne, los hombres de la época del Cromagnon se cortaban el pelo con la conchas de las ostras. Más tarde, el molusco fue conocido y apreciado por los griegos, quienes no sólo lo consumían crudo, sino que lo aderezaban de distintas formas. Pero fueron los romanos los que popularizaron su consumo, haciendo de las ostras el plato indispensable de todo banquete de alcurnia. Aunque estos moluscos siguen considerados como unos de los de mayor prestigio a nivel mundial, ya no son lo de antes. Al menos, ya no es tan necesario adjudicarle la palabra "lujo". Hace unos veinte años, comer ostras en Chile sí lo era. Y no sólo por su apreciado valor culinario, sino que por su escasa oferta y altos precios. Hoy, en cambio, cuando la ostricultura es un negocio que abastece al mercado interno y externo, la oferta ha aumentado y...

El Placer del Ostracismo

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DE entre las miles de posibilidades gastronómicas que nos ofrece el mar, hay ciertos productos que por su rareza, su sabor (o por su aura cuasi mágica alimentada por leyendas de grandes banquetes pantagruélicos) han servido para contribuir al régimen alimentario de los paladares más granados de Occidente. Allí está el turbot, el faisán de los mares, con sus dos ojos en el lado izquierdo, plano como la paellera en donde se le cocina simplemente con aceite de oliva y ajo; también el caviar beluga, los más apreciados huevos del grandioso esturión que remonta los estuarios del Mar Caspio; la lamprea, esa anguila de aspecto diabólico, pero de sabor profundo e inclasificable que va tan bien bajo una salsa de vino tinto en Burdeos, como en una empanada en Galicia. Y la ostra, que Horacio consideraba, ni más ni menos, la trufa del mar, una comparación que ahora, cuando se compra...
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