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"Dezsö+Kosztolányi"

No amo a la humanidad

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Por Camilo Marks El conocimiento en lengua española de Dezsö Kosztolányi (1885-1936) habría sido imposible sin la reciente revelación internacional de la narrativa húngara, que comenzó con el éxito póstumo de Sándor Márai (1900-1989) y culminó con el Premio Nobel a Imre Kértesz. Hace dos años se publicó Alondra, colección de cuentos y novelas cortas en las que el tema, el ambiente e incluso el tratamiento pueden parecer de un realismo tradicional. Sin embargo, tras la reconstrucción de una ciudad y un medio en la belle époque, en un estilo irónico, escueto, carente de retórica y adornos, hay una vuelta de tuerca a la plácida situación inicial. Un matrimonio mayor se enfrenta a la repentina ausencia de su única hija - una solterona amargada- y sus vacaciones son una liberación para los padres, pues el amor que sienten por ella es odio y la dedicación que le...

Sumario

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ESCRIBE IGNACIO VALENTE: Dezsö Kosztolányi, el rey de los húngaros E 19 EN INGLATERRA: Publican nueva biografía de Lord Cochrane E 5 UNA RÉGIE MASÓNICA: Vuelve "La Flauta Mágica" al Teatro Municipal E 10 ENTREVISTA Mauricio Paredes: fenómeno de la literatura infantil E 8 GRAN RETROSPECTIVA: Los modernos cien años de la escultura de Marta Colvin E 14 y E...

Un narrador húngaro de inicios del siglo XX

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El húngaro Dezsö Kosztolányi (1885-1936) fue uno de esos genios que parecen haber utilizado la escritura para protegerse (y protegernos) de un medio hostil, dándole sentido a asuntos que no lo tienen. Fue un excelente traductor de Shakespeare, Wilde, Goethe, Rilke y de Baudelaire y un respetado periodista. Pero la genialidad de Kosztolányi aparece en su faceta de narrador y poeta y en su capacidad para hacer de las contradicciones intelectuales un medio para elaborar fábulas y figuras inolvidables y estéticamente pulidas, de esas que tienen un pie en el mejor realismo ruso y otro en las vanguardias alemana y francesa. En su entrañable novela La cometa dorada (Ediciones B, 2005, en sensible traducción del original de 1925), Kosztolányi entrega la simple historia de un sujeto que encarna, precisamente, las contradicciones propias de un tiempo grave. El personaje se llama Antal...

La pena de vivir así

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Patricio Tapia Sucedió hace más de cien años y es la crónica de una semana en la vida de una pareja mayor, cuya única hija se ha ido de viaje al campo. Ocurre en una ciudad provincial del Imperio austro-húngaro, aquel que mantenía unidos (o lo intentaba) a pueblos y tradiciones tan distintos, de Viena a Budapest, de Berlín a Praga. Pero en realidad nada sucedió, porque se trata de una novela, Alondra, cuya anécdota, como puede verse, es tan leve como el conocimiento para el lector en castellano de su autor, Deszö Kosztolányi. Ahora bien, con los mínimos materiales que éste se impone, construye una obra sutil, sobria, conmovedora. Ante el fondo de un imperio al borde del derrumbe se narra la historia de unos personajes también al borde del derrumbe y del tiempo en que sus vidas ensombrecidas por la rutina parecieron, brevemente, iluminarse. Alondra Es el año 1899, en...

Días de dicha azul

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Por Dr. Van der Weintraube Los devotos de la literatura húngara revisitada están de pláceme. Está llegando La mujer justa de Sándor Márai y La cometa dorada de Dezsö Kosztolányi. Agregan ¡Music Hall! de Geétan Soucy, un retrato desenfadado de New York desde un inmigrante húgaro. Los críticos señalan que La mesa limón de Julian Barnes sí vale la pena y que retoma esa pluma exquisita de El loro de Flaubert. Junto a John Banville, Harold Brodkey (el grande), Melania Mazzucco y Michel Faber es de las grandes cosas en Anagrama ¿Hemos leído bien a Chuck Palahniuk? De los más divertidos de la Next Generation: Asfixia, Diario, Error humano o su éxito fílmico El club de la pelea, sabrosamente literaria. La carcajada no nos faltará y el sarcasmo vuela cargado de buena prosa y una coña marinera que da gusto. Atentos al rescate del gran pero gran novelista islandés Halldór...

Los libros, la ciudad y el oficio

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Por Pedro Gandolfo Editor de cultura Frente a la belleza suelen darse las formas más hipócritas de disimulo. Lo que aquí va es un esfuerzo incompleto de sinceridad y una mirada de alcance restringido: la de un lector que vive en Santiago, en el Centro de Santiago, que no ve televisión y trabaja como editor en este diario. Mis Libros: He disfrutado de conmovedoras y entretenidas novelas, partiendo por Austerlitz, de W.B. Sebald, y siguiendo con El último encuentro, de Sándor Márai o Ana la dulce, de Dezsö Kosztolányi, para terminar, gracias al Nobel y a la insistencia de más de algún amigo, con la saga de J.M Coetzee, sobre todo, con Infancia, Juventud y La edad del hierro. También presiento que Gabriel Josipovici, un lector tanto más culto, atento y sensible que uno mismo, con su ensayo Confianza o sospecha. Una pregunta sobre el oficio de escribir me abrió luces...

Novelas de alto voltaje

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DR. VAN DER WEINTRAUBE Traducen la última novela de Orhan Pamuk. Un libro extraño y apasionante como toda su obra. Estructurada en varios capítulos que son voces que van cambiando la historia de un pintor de hace siglos. La belleza de su escritura y su imaginario llega en Mi nombre es rojo; esta última entrega, a su nivel más alto y más complejo. Guardo aliento para que sea mi regalo de navidad mientras otros sugieren otros títulos. Por ejemplo Patrimonio de Philip Roth, la autobiográfica novela acerca de la muerte de su padre, siempre con la potencia de Roth. Otros me sugieren Cosmópolis de Don DeLillo, donde el sarcasmo y la crítica a la sociedad contemporánea es imparable. Lo que sigue en boga son los húngaros. Sándor Marai bate records con su delicioso relato El último encuentro y le reeditan toda su obra incluyendo Divorcio en Buda que algún crítico apuntó como...

La vida y las confesiones de un burgués

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FERNANDO ZÚÑIGA Peter Esterházy observó hace poco, no sin cierta condescendencia, que mientras en Hungría Sándor Márai es un autor que se entiende a la luz de su predecesor Dezsõ Kosztolányi, los lectores alemanes y muchos otros han conocido a escritores como Kosztolányi y Antal Szerb gracias a Márai. El responsable de que a Márai se le conozca en Europa Occidental es -según sostiene Juan Forn en una informativa nota de 2001 titulada "Último réquiem por Mitteleuropa"-, el impulsivo y visionario Roberto Calasso. En efecto, rastrear los escritos del autor húngaro hace un par de años conllevaba el grato desasosiego provocado por la buena ficción detectivesca, pero hoy ya no es necesario confiar en que algún bibliófilo providencial en una librería de viejo le ayude a uno a dilucidar si tal o cual novela efectivamente fue escrita por Márai, o si los dos libros de...
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Lluvia de libros

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Da miedo ver tanto título nuevo. Necesitamos tardes de lluvia y estufa para disfrutarlos. Ganas de llegar rápido a casa y buscar la posición tan anhelada. Los que leen en un sillón, los que prefieren meterse en la cama y frotarse los pies con la pareja mientras se sumergen en su título favorito, los que leen de pie junto a la biblioteca y van sacando y metiendo libros hasta encontrar lo que su paladar andaba buscando, los que leen envueltos en una frazada, los que leen caminando por la calle, los que prefieren la compañía de un café en un sitio no muy ruidoso como el Mannés en Fidel Oteíza, que tiene todo lo que cafetería argentina puede proponer. Ofrecen La hora del diablo de Fernando Pessoa, el pozo sin fondo de la literatura portuguesa; El busto del emperador de Joseph Roth, un autor sin yerros. Publican cartas de Alejandra Pizarnik, Dos letras se llama. Me insisten que...

La escritura imprescindible

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Por Dr. Van der Weintraube A veces es un libro el imprescindible, a veces una obra teatral en una sala pequeña bajo la lluvia. Es el caso de "Narciso" de Manuela Infante y compañía que realizan una auténtica joya de maestría sorprendente, es un tiro entre los ojos a nuestra autocomplaciente prosperidad vacía y yerma. Durará sólo unas semanas, pero permanecerá para siempre. Antes y después de "Narciso", no exagero. En nuestra dramaturgia, en nuestra escritura. Más moderna que los modernos, la pieza cala hondo en la sociedad occidental, en una ceremonia tan reconocible como cruel. Mundo de iletrados adolescentes, donde cualquier dios está ausente y donde vemos las huellas implacables de la anomia cultural de nuestro tiempo. Después de ver esta obra chilena, que es una obra para cualquier escenario del mundo aunque está escrita, dicha, cantada, en el dialecto nacional...
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