Daniela Silva Astorga La imagen lo golpeó. Comenzaban los años 80, y él no podía creer que allí, en las cuevas de la pequeña ciudad de Maní en la península de Yucatán, justo donde estaba parado, toneladas de códices y símbolos mayas habían sido lanzados a la hoguera, en 1562. Estaba tomando fotografías para la National Geographic, y no logró dejar de pensar en ese atropello y en el ejecutor de la orden, Fray Diego de Landa. Ni en esa civilización rebelde que no podía tener sus dioses. Al final, los conquistadores le produjeron tanto rechazo, que quiso saber quiénes eran, meterse en sus cabezas. Y para eso tenía que viajar.El primer avión al que se subió el fotógrafo estadounidense David Alan Harvey (1944) lo llevó a la Península Ibérica. Y el último, lo tomó -recién- veinte años más tarde, después de estar moviéndose entre España, Portugal, América...