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"Almirante+Acevedo"
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Blog.-
Señor alcalde de Vitacura:
Estoy en la plaza de la calle Almirante Acevedo, al lado de un pequeño árbol plantado por los vecinos en memoria de un niño que dio aquí sus primeros pasos, pero que un día se fue, cambiando esta plaza por el cielo. ¡Cosas de niños que vuelan!
Los que se quedaron aquí corren, saltan, andan en bicicleta, giran en torno a este pequeño círculo verde en sentido contrario a las manecillas del reloj, derrotando con sus juegos el tiempo frenético de la ciudad.
Todos los días del año, esta sencilla plaza invita a los que pasan a quedarse, a caminar lento, a simplemente "estar" o ser.
¿Qué hay en este lugar que saca a los vecinos de sus propios jardines, para arriesgarse al encuentro con los otros, en el tiempo del egoísmo y la sospecha? Ése es el secreto de una plaza sin nombre, en un rincón de la comuna de la que usted es alcalde. Y...
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Texto, Josette Grand M. Retrato, Carla Pinilla G.
¿Qué es lo que más le gusta de la vida en la ciudad?
Que viven mis amigos y mi familia.
¿Qué cosas goza de Peñalolén, el barrio donde vive?
Vivo ahí hace 14 años y cada vez me gusta menos porque se ha poblado de condominios.
De los barrios capitalinos, ¿cuál querría resucitar y en qué le gustaría transformarlo?
Resucitaría Blanco Encalada y transformaría el Parque O'Higgins en un lugar abierto y utilizable.
A su juicio, ¿cuáles son los centros culturales más importantes de Chile?
El Museo de Arte Moderno de Chiloé, el MAC, el Bellas Artes y La Moneda.
De nuestro patrimonio arquitectónico, ¿qué edificios destacaría por su aporte a la ciudad?
La Vega y las antiguas construcciones que quedan en Avenida Matta.
¿Qué demolería sin ningún remordimiento?
Todos los edificios nuevos de Ñuñoa que han...
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POR SABINE DRYSDALE
Raúl Torrealba se sienta a sus anchas frente a un enorme escritorio forrado en cuero negro en su oficina del cuarto piso del Centro Cívico. Dos enormes ventanales rectangulares lo comunican con las dos caras de la comuna. A su izquierda mira el parque, el río, los faldeos del cerro San Cristóbal. A su derecha, las torres de calle Bicentenario, la Cepal, Nueva Costanera, Alonso de Córdova, la esquinas más elegantes del barrio. Por su ventana puede ver el núcleo de la comuna que lleva dirigiendo ya 12 años.
Dice que entró a la política por culpa de Andrés Allamand –rugbista como él– que le pidió que fuera candidato a alcalde por Las Condes, en 1992, cuando aún no tenía el pelo tan blanco, cuando pesaba cuarenta kilos más, trabajaba en una salmonera y dirigía el Club Deportivo de la UC. Aceptó el reto y escuchó muy bien el consejo de su amigo:...
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María Raquel Herrera de VillarinoFina, inteligente, comprensiva del corazón humano, nunca olvidaremos su encanto y entusiasmo de vivir. De sus padres, pero especialmente de su mamá, la señora Quela, heredó el precioso don del acogimiento. Durante medio siglo, las fronteras de su hogar con Joaquín y sus siete hijos, se abrieron a incontables amigos. Las primeras casas, La Serena, la inolvidable parcela de La Reina, Almirante Acevedo, Francisco De Riveros, se impregnaron siempre del mismo calor y señorío.Su secreto, nada extraordinario, fue colocar a Jesús en el centro de su vida y de su familia. Así gozó, así trabajó, así viajó por tierras lejanas, y con la misma naturalidad del bridge semanal, no perdió ocasión de ayudar discretamente a los más angustiados. La cosecha de cada uno de sus hijas e hijos la hizo intensamente feliz. Antes de su corta enfermedad, se la veía...
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Texto, Josette Grand M. Retrato, Héctor Aravena
¿Qué construcciones demolería sin ningún remordimiento?
Sería el primero en ir a demoler el Congreso Nacional. También el edificio de la Intendencia de Valparaíso y el mall levantado frente al mar de Puerto Montt.
¿Qué centros culturales o museos de nuestro país destacaría?
"El Observatorio" de Lastarria, el Museo de Arte Precolombino, el Goethe y el Instituto Chileno-Francés de Cultura.
Sumando y restando factores, ¿qué país cree usted que hoy la lleva culturalmente?
En lo que a literatura se refiere, creo que hay una vitalidad a nivel latinoamericano que ha hecho decir al poeta cubano José Kozer que estamos en un siglo de oro sin saberlo. América Latina la lleva –otra vez– sobre España.
Hablando de arte, ¿qué obra le gustaría tener en su casa?
Un grabado de Eduardo Vilches.
¿Qué placeres o gustos se...
Citados:
Adolfo Bioy Casares
,
Almirante Acevedo
,
Cristián Warnken
,
Eduardo Anguita
,
Eduardo Vilches
,
Francisco Varela
,
Héctor Aravena
,
Isidoro Loi
,
Ismael Valdés Vergara
,
José Kozer
,
Juan Pablo Almarza
,
Julián Green
,
Rodrigo Díaz de Vivar
,
Victoria Subercaseaux
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Por Cristián Warnken
"Habla de tu aldea y serás universal". Hablaré de la plaza en la que vivo, quizás la más pequeña de la comuna de Vitacura, al final de la calle Almirante Acevedo. Es como si ahí se hubiera detenido el tiempo: los niños juegan, se conocen por sus nombres, los vecinos hacen asados para recibir a los recién llegados, las bicicletas no se pierden, muchos cumpleaños se celebran en común.
Si hablo de esta plaza es para hablar de quien la cuidó durante estos años, como un personaje de "El Principito", celoso habitante de un planeta pequeño al que convirtió en el centro del mundo. Enrique, un guardia excepcional que nos mostró que todo se juega en el metro cuadrado que nos toca habitar. En Chile solemos despreciar los "oficios" y trabajos menores: los hacemos con desgano, sin dignidad, con mala cara. Todos los días nos toca ver un garzón que nos atiende...
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Apenas se podía caminar en la calle Almirante Acevedo, de Vitacura, por el desfile de fantasmas, brujas, ángeles y demonios que pululaban a eso de las 7:30 de la tarde, el miércoles 31 de octubre. Pero un pequeño rey con capa roja y piel de dálmata destacaba entre la multitud: el pequeño Máximo Saúl, hijo de Carlos Menem y Cecilia Bolocco. La ex Miss Universo se paseaba, bronceadísima y con una tenida más digna de pasarela, junto al pequeño "Maxi", sus hermanas Diana y Verónica, y los hijos de éstas.
Cuando ya escaseaban los dulces y las dueñas de casa daban toda clase de excusas, los papás, al ver a la mismísima Bolocco, hacían aparecer golosinas por arte de magia para contentar a la ex reina de belleza.
A esa misma hora y a unos kilómetros más hacia el oriente, en la plaza Colombia, la presencia del actor Gonzalo Valenzuela causó furor entre las integrantes de su...
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Texto, Miguel Laborde Fotografías, Juan Ernesto Jaeger
Mucho lo marcó su padre, Arturo Lamarca Bello, quien pintaba, escribía y viajaba sin cesar, generando un ambiente artístico en el hogar que formó con Marta Subercaseaux. El futuro arquitecto parte con ellos a los 7 años de edad a París y se forma hasta los quince en esa Francia que, entre una guerra mundial y otra, vive sus últimos años de esplendor como sede de vanguardias y capital cultural del mundo.
De su padre hereda las condiciones plásticas, el trazo suelto para el dibujo y también su lado bohemio; siempre esperará que el éxito como arquitecto lo deje con rentas suficientes para dedicarse a pintar y vivir libremente, como su progenitor. Pero el mundo ya no era igual. Afortunadamente, incluso con la oposición del padre que no le parecía bien que su hijo estudiara arquitectura "hay que dirigir a los demás,...
Citados:
Alberto Cruz Eyzaguirre
,
Almirante Acevedo
,
Arturo Lamarca Bello
,
Candelaria Goyenechea
,
Edmundo Searle
,
Eugenio Fabres
,
Francisco De Aguirre
,
Frank Lloyd Wright
,
Hernán Cubillos
,
Juan Ernesto Jaeger
,
Luis Mitrovic
,
Manuela Cañas
,
Marta Subercaseaux
,
Miguel Laborde
,
Miguel Venegas Cifuentes
,
Narciso Goycoolea
,
Richard Neutra
,
Sergio Gutiérrez Olivos
,
Sergio Montt
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Llora por ti tu jardín, que siempre insistías en llamar "mi jardín". Llora el intruso gato blanco y negro, que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo. Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza. Llora la plaza de Almirante Acevedo, alrededor de la cual corrías una y otra vez, como un Forrest Gump de tres años. Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad y por los que te lanzabas con gozo. Llora la montaña del camino de La Pirámide, destrozada por la construcción de autopistas y a la que decías "pobre montaña". Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina", "mi Karencita hermosa", piropero precoz.
Lloran las fuentes de agua, ante las que te quedabas en éxtasis mirando caer el agua, el agua que te asombró más que nada en el mundo, el agua de los ríos, el agua de las llaves de agua de la casa, que abrías sin cesar, el agua...