Leonardo Mellado Por fortuna, pudimos ponerle las manos encima al Chevrolet Camaro SS Convertible justo antes de que el otoño llegara en serio a Santiago.De lo contrario, los fríos de esta estación nos hubieran hecho más difícil disfrutar de su atributo más obvio: el techo de lona descubierto, el sol entibiando cada centímetro de la cabina mientras nosotros, los ocupantes, recibíamos la brisa de una tarde aún cálida.Por supuesto, mientras se medita acerca de esos momentos bucólicos, los 400 caballos de potencia generados por el motor V8 de 6,2 litros, dirigidos en su totalidad al eje posterior a través de una transmisión automática de 6 velocidades, hicieron frecuentes llamados a la adrenalina, lo que no estuvo nada mal. Nada mal en absoluto.El exterior tiene las proporciones tradicionales de los autos estadounidenses de este tipo: gran capó, maletero corto, líneas...