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Stephen Hawking, los milagros y la ciencia: Su silencioso rol como ícono del ateísmo

Sin convertirlo en una bandera de lucha o buscar "convertir" a otros, Hawking se instaló como referente de quienes no creen en un ser superior a través de sus reflexiones sobre el origen del Universo y quienes lo habitamos.

15 de Marzo de 2018 | 12:43 | Por Felipe Vásquez N., Emol
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Reuters
SANTIAGO.- Stephen Hawking nunca fue un "predicador" del ateísmo. Su vida, llena de logros y transformada en emblema de superación ante las limitaciones físicas que combatió, estuvo dedicada a la investigación y la divulgación científica, un legado que a través de teorías y pensamientos, sí entregaron argumentos para quienes no creen en la existencia de un Dios.

Si bien desde distintos campos del conocimiento -teológico, filosófico o el propio científico- se han intentado tender puentes que permitan asimilar las reflexiones de Hawking con la existencia de Dios, el hecho de que el propio autor no creyese en un ser superior o una vida después de la muerte, lo convirtió en un referente del ateísmo.

En el libro "El Gran Diseño", Hawking se explaya sobre la idea de que no es necesario un "ser creador" para explicar la existencia del Universo, algo por lo cual fue duramente criticado por distintos líderes religiosos. "Dios es el nombre que la gente entrega a la razón de por qué estamos aquí. Pero yo creo que la razón son las leyes de la física en vez de alguien con quien uno puede tener una relación personal. Es un Dios impersonal", dijo Hawking en una entrevista a la revista Time.

"Debido a que hay una ley de gravedad, el Universo puede y se creará por sí mismo desde la nada (...) La creación espontánea es la razón por la que hay algo en vez de nada, por qué el Universo existe, por qué nosotros existimos. No es necesario invocar a Dios para que encienda la mecha y ponga el Universo en funcionamiento", escribió Hawking en ese mismo libro junto a su coautor, Leonard Mlodinow.

Hawking y los milagros


Anteriormente, en su libro más famoso, "Breve historia del tiempo", Hawking hacía una alusión a Dios que muchos consideraron como una señal de que era, al menos, agnóstico. En aquel párrafo decía que si algún día se lograba llegar a la "Teoría del todo", lograríamos conocer "la mente de Dios". Sin embargo, en una entrevista con el diario español El Mundo dejó clara cuál era su posición: "En el pasado, antes de que entendiéramos la ciencia, era lógico creer que Dios creó el Universo. Pero ahora la ciencia ofrece una explicación más convincente. Lo que quise decir cuando dije que conoceríamos 'la mente de Dios' era que comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso existiera. Pero no hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia".

"Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia."

Stephen Hawking
La posición de Hawking es especialmente relevante para quienes al menos dudan sobre la existencia de Dios, ya que el hecho de que haya podido vivir más de 50 años con una enfermedad que le suponía sólo dos o tres años de existencia, podría ser catalogado por un creyente como un verdadero milagro. Hawking, día a día, despertó pensando que podía ser la última vez, que su enfermedad podría decir "basta" y terminar con su existencia. Pero en esa relación tan íntima con la muerte, el científico nunca flexibilizó su postura.

"Pienso en el cerebro como un computador que dejará de funcionar cuando sus componentes fallan. No hay paraíso o vida después de la muerte para computadores que fallan. Ese es un cuento de hadas para la gente que le teme a la oscuridad", dijo en una entrevista en The Guardian, reflexionando en torno a la muerte, unos seis años antes de que finalmente su vida expirara.

Su posición respecto a Dios no significaba que Hawking no pensase que la vida sí tuviese un propósito. "Recuerden mirar a las estrellas y no a sus pies. Traten de hacer sentido de lo que ven y maravíllense sobre lo que hace que el Universo exista. Y por mucho que la vida parezca difícil, siempre hay algo que pueden hacer y lograr", señala Hawking en una cita recogida por el New York Times.

Pese a su firme posición, Hawking se caracterizó por ser en general conciliador y poco conflictivo, lo que también queda en evidencia por su transversal popularidad. Incluso el 2008 no tuvo problemas para visitar el Vaticano y tener una breve cita con el entonces Papa Benedicto XVI. "Somos libres de creer lo que queramos", dijo una vez en Discovery Channel, agregando que "es mi visión de que la explicación más simple es que no existe Dios. Nadie creó el Universo y nadie dirige nuestros destinos".

El biólogo evolutivo inglés Richard Dawkins, uno de los ateos más elocuentes de la comunidad científica, de forma muy distinta a como Hawking expresó su postura, lo despidió sentidamente citando un poema de William Wordsworth. "'Rostro silencioso, el índice de mármol de una mente viajando por siempre a través de extraños mares de pensamiento, solitario'. Wordsworth escribía sobre Newton, pero bien podría haber estado previendo el silencioso rostro del gran sucesor de Newton como Profesor Lucasiano", escribió Dawkins, haciendo referencia a su posición como docente de matemáticas en Cambridge, la misma posición que en 1669 había ocupado el físico -y anglicano- Isaac Newton.

Por cierto que Hawking no vivió suficiente como para entregar respuestas a algunas preguntas que la ciencia todavía no puede resolver, y que millones se decantan por explicar a través de la religión, pero sus ideas sí entregaron un masivo espacio para que, creyentes o no creyentes, reflexionasen en torno al origen del Universo y quienes lo habitamos.
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